Llevo varios días intentando sacar en claro algo. He llegado a la conclusión de que hay veces que sentimos miedos.
Nos pueden llegar de pronto o los tenemos desde hace ya años. Caballeros del infortunio que buscan el cobijo de los sentimientos.
Aferrándose a ellos y convirtiéndolos en dudas. Son ellas las que te llevan ha actuar de una forma con la que no habías contado. Recurres al olvidado lenguaje del silencio, refugio incierto para la poderosa mentira.
Y todo para descubrir lo que ya sabias en un principio…que tienes miedo e impotente te enfrentas a él tu solo. Es entonces cuando ondeas la bandera negra y te recuerdas a ti mismo que la única solución para ocultarlo es mentir.
Creo que se olvida demasiado pronto el significado de la mentira, la hacemos cotidiana, casi un acto trivial de pantomima. Todos sin excepción recurrimos a ella, atraídos por su magnetismo místico, caen desde niños hasta ancianos. Pasando, claro esta, por los amigos.
Pero cada persona tiene su propio secreto, construido por un engranaje lubricado de mentiras, distinto del de los de más y que lo hace único. Y me refiero solo a uno, porque siempre hay uno que prevalece sobre los demás.
Es ese secreto, que guardamos bajo llave en el recóndito paraje de la memoria, el que nos permite identificarnos y mostrarnos como en realidad somos. No nos avergonzamos de mentir, ya que creemos que ese es el camino correcto.
Pero los secretos acaban en confesiones, a veces no son a otras personas, pero nos las hacemos a nosotros mismos. Pensamos que podemos convivir con ellas bajo un discurso fingido que al final no sabemos sostener. Entonces ocurre lo inevitable, nos negamos a seguir fingiendo, queremos gritar y liberarnos de esa a pesada carga. Nos cansamos de mentir.
Llega el momento de revelarnos, desenmascarar nuestros secretos construidos entre atronadores silencios dentro de nuestra cabeza. Se expresan para buscar aquello que dejamos atrás, ese vetusto compañero capaz de cambiar el curso de los acontecimientos,la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario