jueves, 25 de noviembre de 2010

Der Struwwelpeter o "Pedro el desgreñado"

Yo lo leía de pequeña y era uno de mis libros preferidos, es bastante fuerte para un niño, ¿qué tendrá...?


Es uno de los libros de cuentos alemanes más exitosos; ha sido traducido a múltiples idiomas. Consta de varias historias (narradas en verso) en las que en cada una de ellas es protagonista un niño con algún vicio o "malcomportamiento" distinto, quien al final, recibe un castigo.





La Historia del Pequeño Chupa-dedo
'Die Geschichte vom Daumenlutscher'


"¡Conrado!", dice mamá:

"Salgo un rato, estate acá

sé bueno, juicioso y pío

hasta que vuelva, hijo mío

y no te chupes el dedo

porque entonces —¡ay, qué miedo!—

vendrá a buscarte, pillastre

con las tijeras el sastre

y te cortará —tris, tras!—

los pulgares, ya verás".


Sale la señora y ¡zas!

¡Chupa que te chuparás…!

Se abre la puerta y de un salto,

entra en la casa, al asalto,

el terrible sastre aquél

que venía en busca de él.

Con la afilada tijera

le corta los dedos —¡fuera!—

y deja al pobre Conrado,

llorando desconsolado.


Cuando mamá vuelve al hogar,

Se lo encuentra -¡puro llorar!-
¡Sin pulgares se quedó,

el sastre se los cortó!


En una carta publicada en el periódico Die Gartenlaube en noviembre de 1892, el autor explica:

«
¡Los libros tienen su Destino! Y esto vale para el Struwwelpeter. En la Navidad de 1844, buscaba un regalo para mi hijo pequeño, de tres años y medio. Quería un libro ilustrado, que correspondiese a la edad de aquel pequeño ciudadano del mundo, pero todo lo que veía no me decía nada; libros con dibujos de piratas, de animales, de sillas y de mesas. Historias largas y bobas que tras múltiples exhortos, concluían con la moraleja explícita: Los niños deben ser siempre buenos o Los niños deben ser limpios o decentes, o justos, etc.(...)
Finalmente, tomé un cuaderno en blanco y le dije a mi esposa: 'Le voy a hacer al niño el libro ilustrado que necesita'. El niño aprende viendo, le entra todo por los ojos, comprende lo que ve. No hay que hacerle advertencias morales.
Cuando le dicen: Lávate; Cuidado con el fuego; Deja eso; ¡Obedece!, para el niño son conceptos sin sentido. Pero el dibujo de un desarrapado, sucio, de un vestido en llamas, la imagen de la desgracia le instruye más que todo lo que se pueda decir con las mejores intenciones. Por eso es cierto el refrán que dice: El gato escaldado huye».


Contenido sacado de Wikipedia.



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