miércoles, 17 de noviembre de 2010

Periodistas basura.

Me apetece empezar mi andadura por estos lares blogueriles con el desprecio que siento por (parte) los periodistas. Al menos por el mundo del periodismo actual, el que se prodiga por nuestras ondas, internet o en papel. Cuando una de las máximas del periodismo es ser imparcial en la información que estás dando... algo falla. Leas lo que leas, pongas la televisión que pongas la mierda pasa de una cadena a otra con una facilidad pasmosa. Cruce de insultos, descalificaciones, datos sin contrastar... 

¿Qué demonios está pasando? Se habla de tele basura por los programas de corazón y demás calaña donde la gente se despelleja por dinero, pero, ¿y los periodistas "serios"? Esos que trabajan en El País, el ABC, La Sexta, Antena 3. Esos que se enorgullecen y proclaman a los cuatro vientos su carrera. Esos que son capaces de soltar basura por toneladas y ampararse en la libertad de expresión. ¿Desde cuándo la libertad de expresión se confunde con la educación? Y ya no vale decir que si lees tal o cual periódico se ve la diferencia, no, la cosa se ha radicalizado bastante en todos los terrenos. 

Poner cualquier noticiero es simplemente como ver "A Serbian Film" con una diferencia: lo que ves es real. Zapatero vs. Rajoy. Si no son ellos son sus perros de presa (léase Pepe Blanco o Soraya Sáenz de Santamaría) los que despotrican desde sus atriles. Y encima son aplaudidos por sus respectivos afiliados en los medios.


DA ASCO.

Pero últimamente algo me da miedo en las ondas y no es ver "Showgirls". El terror viene desde la llamada TDT Party, conglomerado de fachosos (en el peor aspecto de la palabra que ya de por sí tenga) y cristianos radicales. Gente que insultan como el que más, pero que son la cabeza de lo "cristiano y plural". WTF??!!! Todos hemos visto videos donde se comprueba que su concepto de "respetar a los demás" es bastante extraño, por no decir único. Gente que se esconde tras, la ahora violada por detrás con alevosía y repetidamente, libertad de expresión. Personas que se transforman en la voz de un sector de la sociedad retrógrado y neandertal, uséase, auténticos terroristas con traje y gomina. Comentarios incendiarios sobre los homosexuales, inmigrantes y cualquier tipo de persona que no crea en Jesús (o en el Jesús que ellos entienden). Gente con poder tanto monetario como mediático que se hacen valedores de un puesto que ellos mismos se imponen. Cadenas pagadas por un sector tan radical en la Iglesia que da tanto miedo como ver las fotos en pelotas de Carmen de Mairena. Quizá más. Un ejemplo:



Pero seamos serios. Esos radicales de derechas, que son un grupo (grande, pero un grupo), no tienen que envidiar a un gobierno como el de ZP, que se encarga de prohibir cosas a diestro y siniestro y que también tienen fervientes admiradores en periódicos y programas de TV. Esto quiere decir que la basura se dispersa con tranquilidad en uno u otro lado de la balanza y que se derrama sobre las cabezas de los de siempre: los ciudadanos. A fin de cuentas son el mismo perro con distinto collar.

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