miércoles, 24 de noviembre de 2010

John Abercrombie Mark Feldman Marc Johnson & Joey Baron


Tras un precedente del nivel de “Cat’n’Mouse” (ECM, 2002), este cuarteto de lujo nos regala un trabajo que decididamente toca lo sublime. Y es que nada más comenzar el disco, la majestuosa melodía de “Dansir” ya nos anticipa la sensación de estar ante algo grande.


Una vez más un maestro se desmarca de fuegos artificiales y se centra en el contenido para una búsqueda sin cuartel de la belleza intemporal en un repertorio de amplio espectro que abarca desde temas de rítmica jazzy contagiosa, como “Descending grace” hasta piezas como “Swirls” que dan cabida a la libre improvisación, pasando por composiciones absolutamente deliciosas de corte introspectivo e intimista, como “Risky business” o “Jack and Betty”, dedicada a la memoria de los padres del protagonista. Mención aparte merece la magnífica versión de la composición “Soldier’s song”, uno de los 44 duetos de violines para niños que escribiera Bela Bartok con el fin de interesar a los más jovenes por la tradición musical de su tierra húngara, una pieza que bajo el prisma de Abercrombie y el genio de Feldman brilla con luz propia en esta grabación.Y qué decir de los intérpretes. Abercrombie es como uno de esos actores geniales capaces de decir más con una mirada que con cinco párrafos de diálogo, un mago capaz de sumergirnos en su complejidad armónica con las notas justas y crear con su inconfundible sonido amplísimos espacios para la improvisación; junto a él brilla, inconmensurable, el violín de Mark Feldman, inmenso virtuoso e improvisador con un ataque de arco que deja sin aliento y ese sonido cristalino y vibrante que hurga en lo más hondo del alma.

Es de justicia decir que el engranaje no funcionaría a estos niveles sin dos rítmicos que forman un tándem tan extraordinariamente sutil y delicado que en ocasiones el marcaje de los compases desaparece o se limita al pulso seguro de Marc Johnson y el delicado juego de platos de Joey Baron, con un control absoluto de la dinámica que permite pasar con suavidad a primer plano a los solistas y recupera su protagonismo con fuerza cuando el desarrollo natural de los temas lo requiere.Un trabajo excepcional, en suma, de una formación de grandes creadores con compenetración telepática que suenan como un solo hombre, un grupo que otorga a su música una nueva dimensión, que rezuma integridad y hace aflorar las emociones, de un compositor e intérprete magistral que nos ofrece una magnífica obra para disfrutar de principio a fin. Un disco grabado en Febrero del 2003 en Avatar Studio, Nueva York para la ECM.

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