lunes, 8 de noviembre de 2010

MIEDO: Clive Barker.




«La criatura se aferró a su labio y tiró del músculo hasta que asomó el hueso, como si le despojase de un pasamontañas.»

Cuando en 1984 se publicó el primer volumen de Libros de Sangre, Stephen King dijo: “He visto el futuro del horror y su nombre es Clive Barker”. Y a continuación añadió: “Lo que escribe crea la impresión de que el resto de sus colegas hemos permanecido estáticos durante los últimos diez años”. Pues no iba desencaminado.

Clive Barker creció en su Liverpool natal devorando todo escrito de terror que cayera en sus manos: Edgar Allan Poe, Ray Bradbury, Herman Melville, William Blake, y más tarde, William Burroughs, Thomas Harris y Anne Rice.

La irrupción de Clive Barker en la literatura de Terror supuso en los ochenta un giro de tuerca más (nunca mejor dicho) en el género. Hasta ese momento los grandes de las letras oscuras estaban estancados cómodamente en sus poltronas de bastantes miles de dólares contemplando la competencia como un ente amable y casi nada agresivo.

El género de Terror se mecía entre las manos de un Stephen King acomodado y de algún otro aspirante o consorte, tipo Straub o Koontz, pero estaba tan muerto como el agua de un lago y el Terror se sustentaba casi por completo en el cine o en la televisión.

Hacía falta un paso más y Clive Barker supo darlo.


La literatura de Clive Barker es oscura, grotesca, violenta y brutalmente sexual. Arrolló, se llevó por delante las historias de fantasmas y de payasos asesinos y tomó el trono –cual golpe de estado- del maestro del Terror contemporáneo.

Leyendo a Clive Barker te da miedo lo que lees, y el pensar que alguien puede haber escrito eso. Los Libros de Sangre –prologados por Ramsey Campbell- son una recopilación de relatos hipermacabros, ultraviolentos y de una imaginación salvaje, sin igual y desbordante. El Terror habita en cada una de sus páginas desde el primero de sus relatos, “Los muertos tienen autopistas”, en el que las fuerzas sobrenaturales empiezan a escribir sobre la carne de Simon McNeal.

Un estilo terrorífico y visual que tampoco perderán sus novelas, menos conocidas pero igual de impactantes, como Cabal, Razas de Noche o The Hellbound Heart, la novela que dio origen a la famosísima película Hellraiser.

Barker defiende la búsqueda de lo inusual en cada una de sus obras, la huída de lo predecible, la repulsa por lo convencional: “Casi toda la ficción de horror empieza con una vida rutinaria que es desquiciada por la aparición del monstruo. Una vez eliminado el monstruo, todo vuelve a la normalidad. No creo que eso sea válido para el mundo. No podemos destruir al monstruo porque el monstruo somos nosotros. Piénselo: no hay peores monstruos que las personas con quienes nos casamos, o con quienes trabajamos, o que nos han engendrado”. Tal vez por eso sus protagonistas son asesinos, ladrones, brujos, seres ambiciosos y perversos.

Por último, aunque este artículo pretende ir dirigido a la faceta literaria de Barker, no podemos ignorar su importancia en lo que se refiere al cine y la televisión. Muchos de los relatos contenidos en la piel de Simon McNeal, es decir, en Los Libros de Sangre, han sido adaptados con mayor o menor éxito, a menudo por él mismo. Ni que decir tiene que rozó, tocó y abrazó las mieles del éxito con Hellraiser (1987), y que no menos espectacular resulta Candyman (1992).


Hoy, Clive Barker aparece ligado, como siempre, a un sin fin de proyectos. Da la sensación de estar viviendo un regreso a la primera plana, ya que al éxito de su línea de videojuegos, Clive Barker’s Jericho o Undying, se une el inminente remake de Hellraiser y la adaptación de nuevos relatos de los Libros de Sangre, como El Tren de la Carne de Medianoche, y de otras novelas, como El Ladrón de Días, tanto al cine como al mundo del cómic y la novela gráfica. Además prepara su próximo largometraje, Tortured Souls.



Delirante Mario.

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